Guna Waliggagwa

VERSIÓN EN ESPAÑOL

Fecha de publicación: 5/1/2023

4-MAGO Y OLOGWADULE

Baba y Nana nunca abandonaron a Nabgwana, han ido enviándole protectores y defensores desde que ella nació. Muchos abuelos y abuelas prepararon la llegada de los defensores de Olobibbirgunyai; dada Uaggwa, Dolanergwa, Dummagimaggegwa, Wanabisgwa son algunos de ellos. Baba y Nana han enviado a hombres y mujeres defensores de la tierra madre; para cuidar de ella, para defenderla, y no para ensuciarla.
En Abiayala corrieron muchos ríos, Nigdewala, Ogiggidiwala… Baba y Nana hicieron correr uno más grande y más caudaloso, el Abiayalagundiwala, Oloabiagundiwala. Este río era para que los hombres y las mujeres tomaran de sus aguas junto con los animales, las plantas, las piedras… lo custodiaran, lo cuidaran. El gran río tuvo varios nombres, lo llamaron Olodulasgundiwala,Manidulasgandiwala, Oloburgandiwala, Maniburgandiwala, Oloodiggigundiwala, Maniodiggigundiwala, Sugnadiwala, y por último, también, lo conocieron como Amuggadiwala.
Estamos en Nabgwana y formamos parte de ella; ella es la mamá que ofrece los ocho tipos de leche a cada uno de nosotros, tanto a hombres como a animales, vientos, piedras, gusanos…
Cuando Baba y Nana hicieron correr el gran río sobre la madre tierra, también enviaron a los defensores y protectores de todo lo que ellos habían creado. Llegaron grandes hombres que experimentaron la alegría de ser parte de Nabgwana; pero, después, se corrompieron, transgredieron las normas de quienes les habían enviado; se casaban con varias mujeres, maltrataban a los más pequeños y débiles con malos ejemplos. Desconocieron a Baba y Nana, y cerraron sus corazones a la rectitud; llegaron a utilizar hierbas para emborracharse. Utilizaban el mummuddurba, badsarsagla, naasagla, abyor, inanusu, uglasagla (plantas alucinógenas). Cerraron sus corazones y fueron incapaces de ver el valor de las criaturas de Baba y Nana. Atrajeron tiempos de oscuridad, tiempos de ceguera, tiempos de dolor y de mala muerte. Esos primeros defensores de la tierra madre no siguieron los planes de Baba y de Nana, se desviaron de sus caminos.
Baba y Nana consideraron que nana Olobibbirgunasob no podía, por mucho tiempo, seguir atropellada y maltratada por sus propios guardianes; todo lo que ellos habían creado con ternura y cariño se había languidecido. Entonces, Baba y Nana volvieron a enviar otros hombres y mujeres. Bajaron nuevos custodios de la madre tierra; y mediante unos ancianos y ancianas, Baba y Nana les prepararon las comunidades donde debían trabajar. Esos ancianos fueron quienes acogieron a los guardianes de Nabgwana. Así llegó dad Uaggwa, conocido como Olosarwiwiginya; llegó Dolanergwa, Dummaggimaggegwa, Wanabisgwa.
Pasado el periodo de preparación de la comunidad, Baba y Nana hicieron surgir a los defensores nuevos de Nabgwana, de Olobibbirdili. Llegó Mago (nega magoedi, dador de luz, de claridad), y éste fue acogido por dad Uaggwa.
Mago llegó para limpiar la cara de la madre tierra, para hacerla resplandeciente y luminosa, porque la habían dejado sucia. Luego, vino otro de los protectores de Olobibbirgunyai, apareció Deggandeba o Deggindeba. Llegó como Mago, irradiando luz, y no en la oscuridad.
Bajó, después, Oloburggaliler. Dada Olosarwiwiginya albergaba en su casa a los defensores de la madre tierra. Más tarde, vino Nusggesusa. Todos bajaban a Nabgwana, inundados de luz, llenos de espíritu de Baba y de Nana. Ellos tenían que testificar la ternura y el cariño que Baba y Nana tenían para con sus criaturas.
A lo largo de toda nuestra historia, Baba y Nana han puesto, siempre y en cada comunidad, personas de gran corazón, llenas de amor y con capacidad de acoger a sus hermanos. Esta vez, era Olosarwiwiginya, dad Uaggwa.
Después, fueron llegando más protectores y custodios de la madre tierra. Ellos bajaron de sabbibenega. Así llegó Sue, luego Gugna, y más tarde Duni. Dad Uaggwa los acogía. Vino Duna, y al final, vino el Igwabamanue. Todos ellos hablaban de Baba y de Nana; distribuían la luz de Baba y de Nana; pasaban meses y años enteros recorriendo diversas aldeas, enseñando las normas Baba y Nana a los hombres–animales. Ellos sabían que, quien distinguía las huellas de Baba y de Nana, podía amar también a la tierra, a Nabgwana. Cada defensor de la madre tierra, enseñaba de acuerdo a lo que sabía de los rasgos de Baba y Nana, de sus huellas sobre Olobibbirgunyai.
Así, Igwabamanwe vino para enseñar a las comunidades sobre las maneras de amparar y de educar a los niños, de proteger a los más pequeños y vulnerables. Enseñó a la gente de los poblados en los modos de prepararse para recibir a los bebés, siggwi olomaggu, siggwi barube, siggwi gogi, siggwi dagir . Volvemos a Mago.
Mago fue guiado por dad Uaggwa. Baba y Nana le dieron a Mago una enorme casa (giabaabag). Mago vivía solo, barría su casa, y hacía su comida; no se olvidaba de Baba. Mago se perdía por largos días y meses enseñando el babigala a la gente de comunidades vecinas y lejanas. Iba al poblado de gallinas silvestres, cuyo jefe era Ologubyaggiler. Persuadía a hombres–animales a que tomaran la senda correcta. Llegaba a la aldea de los samudulegan y cantaba a su gente el babigala.
Mago dijo entonces:
“¡Llegué hasta aquí con la fuerte luz de Baba. No surgí de la oscuridad. Baba y Nana me dieron su luz y con ella estoy, y vine a ofrecer esa claridad a todos…!” Baba y Nana midieron la rectitud de Mago, miraron sus sentimientos; lo vieron muy solo y se apiadaron de él. Como de costumbre, él recorría aldeas y poblados, y cantaba los caminos de Nana y de Baba, y cuando regresó a su enorme choza, encontró con una sorpresa que Baba y Nana le habían preparado. Mago encontró a una mujer sentada en la hamaca de algodón. Mago saludó a la mujer; y la mujer no le contestó. Mago la saludaba todas las mañanas, y ella no respondía su saludo.
-Buna, be nuedgi oibosa? –le decía Mago. Pero ella no respondía. Ella no hablaba.
Mago la acompañaba al río, la bañaba como a una niña. La mujer no decía nada. Aunque no profería una sola palabra, la mujer sabía preparar la comida, sabía barrer, sabía hacer muchas cosas.
Pasaron muchas lunas, los ríos corrieron muchas aguas, los árboles cambiaron también sus hojas.
Poco a poco, Mago empezó a arrimar su hamaca a la de la mujer que no hablaba. Muy lentamente, Mago se le fue acercando. La hamaca de Mago se arrimaba paulatinamente a la hamaca de la mujer. Pasaron seis lunas largas, hasta que la hamaca de Mago llegó donde estaba la de la mujer. Y ella seguía sin hablar, y no reía tampoco.
Una noche, Mago soñó. Mago recibió una señal de Baba y de Nana; vio a cuatro espíritus guías, que le dijeron:
-“Tú estás muy preocupado por tu hermana, que no habla. Tienes muchas ganas de conversar con ella, pero ella no te responde. Ahora, Baba y Nana te dicen que la debes acariciar la espalda, pero, primero la debes llevar a bañarse en el río”.
Mago así lo hizo. Después de un largo baño en la corriente del río, trajo a la mujer, y la posó de nuevo en su hamaca. Mago empezó a hablarle, y luego le acarició la espalda. La mujer levantó la cabeza, miró fijamente a Mago. Y le preguntó:
-¿Hermano de dónde llegas?
-Hermana, me di cuenta cuando ya estaba aquí!, –respondió Mago a la mujer.
Y conversaron un poco.
Mago preguntó a la mujer:
-¿Y tú, hermana, de dónde vienes?
- ¡Hermano, cuando me di cuenta, estaba ya sentada en esta hamaca!, –indicó la mujer.
La mujer era conocedora de quehaceres del hogar; su nombre era Olodilillisob. Baba y Nana la bajaron a la tierra para Mago. Ella tuvo otros nombres, se llamó Ologwadiryai, y al final, nana Ologwadule. Mago la cuidaba y la protegía.
Ologwadule trabajó la arcilla. Ella amasaba la arcilla, y de sus manos brotaron bellos tinajones, y a cada uno lo fue identificando. Salió el dulinamedde, y decía que su nombre completo era olonabsaliguanadulinamedde. Fueron naciendo de su destreza, una diversidad impresionante de tinajones, olomarsosodulinamedde, olowigunadulinabomedde, ursiggadulinamedde, ologuanadulinabomedde, ibealinadulinaboomedde, dinangidulinaboomedde, ologanadulinaboomedde, dulinaboomedde, oloigwabadulinaboomedde. Ologwadule trabajaba, y pensaba en todos nosotros. Quería dejar, sobre Nabgwana, las huellas de sus pies, pero, que no se borraran aunque corrieran sobre ellas muchas lunas y muchos años.
Ologwadule pasó, luego, a trabajar con los tejidos. Ella era versada en la diversidad de algodones. Empezó a despepitar el algodón. Para el diseño y los colores de su arte, ella se inspiraba del mismo rostro de Olobibbirgunyai. La rueca (birbirgala) empezaba a chirriar muy de madrugada, las fibras blancas de algodón se acumulaban en los rincones de la choza grande. Ologwadule trabajaba fuerte e intentaba enseñar a las mujeres–animales que la rodeaban.
Ologwadule utilizó el mageb para teñir los tejidos. Los copos de algodón tomaban, entonces, tonalidades de colores que le ofrecían las piedras de los ríos, las hojas molidas de los arbustos, las raíces de las plantas, las semillas machacadas, los tallos de los manglares. Con el mageb, la blancura de los lienzos de algodón, se volvía rojiza, y decía que era magebamola. Agarraba el achiote, y los tejidos tomaban el color rojo más pronunciado. Ologwadule llamaba a los tejidos de esa tonalidad, nisalimola. Consiguió el abgi, e indicó que los tejidos eran abgimola. Ella se acercó a la corteza de los árboles, entonces, surgió sabbimola. Utilizó el asgoga, y las telas fueron llamadas asgogamola. Nana Ologwadule se vistió disggelamola. Buscó ella las fibras de maguey (oa), fibras de tallos de diversos plátanos… Los tallos se convertían en fibras y las fibras en tejidos y los tejidos eran pasados por diversas tinturas.
Luego, Ologwadule enrolló fibras un poco más gruesas de algodón y comenzó a tejer hamacas. Ella dio nombres a cada una de las hamacas que nacía de sus manos; clasificó las hamacas de acuerdo a los diseños, a la procedencia de las fibras utilizadas, o a personas que descansarían en ellas. Surgieron así oloyarduagassi, ologoogoogassi, olonaruagassi, olowelagigassi, olodurwanagassi…
Entretanto Mago pasaba muchas lunas enseñando a la gente de diversos poblados. Le cantaba el babigala, le instruía en los mejores caminos de la vida, y oraba.
Pasados algunos años, Baba y Nana, se apiadaron de Mago. Baba y Nana regalaron a Ologwadule y a Mago, un niño y una niña. Ologwadule murió al nacer sus hijos. Toda la naturaleza sintió su muerte de Ologwadule. La luz de la tierra sintió la muerte de la madre Ologwadule, y languideció.
Quedaron dos niños: Olonidalibibbiler y Olomagiryai. Mago los tomó en brazos, los cuidó como pudo, y les lloraba; gemía por sus dos criaturas que quedaban sin mamá.
Pasaron algunos años, y Mago volvió a recibir el mensaje de Baba y Nana.
-¡Deja a tus dos hijos en las manos del anciano Uaggwa, Olosarwiwiginya! Baba y Nana te están llamando. Hasta aquí vas a cuidar de tus hijos, –dijeron los baliwiddurgan a Mago.
Mago lloró, y no quería abandonar a sus pequeños.
Mago se doblegó ante el mensaje de Baba y Nana. Se encaminó hacia la casa de dad Uaggwa y llegó al río más cercano de la casa de Olosarwiwiginya, y allí dejó a sus pequeños.
Dad Uaggwa protegía a muchos niños, los alimentaba, los cuidaba, los tenía en su casa. Y cuando vio venir hacia él a los dos niños de Mago, exclamó:
-¡Por favor, salgan a buscar a esos dos nuevos nietos míos!
Los dos niños llegaron hasta dad Uaggwa. Dad Uaggwa era un hombre de gran corazón; desde que vio a los niños, los amó y les ofreció ternura. Olonidabibbi y Olomagiryai vivieron así bajo la protección de Olosarwiwiginya.
Dad Uaggwa dijo así a su esposa:
-¡Cuida muy bien de estos niños. Debes quererlos más que los tuyos; Baba y Nana nos han traído estos niños para que los cuidemos. Y tú, no los castigues nunca!
Pasaron muchas lunas y los ríos cambiaron muchas aguas. Poco a poco, Uaggwa empezó a observar las particularidades del comportamiento de los dos hermanos.
Olonidalibibbiler se dedicaba a cortar leña. Amontonaba leñas en los rincones de la choza de dad Uaggwa; y Olomagiryai se comportaba igual que su hermano.
-Mujer, no impidas a que estos nietos míos recojan la leña. Nos están diciendo que, más tarde, serían dueños del fuego y de la luz para Nabgwana, –alentaba Olosarwiwiginya a su esposa.
Olonidalibibbiler buscaba y almacenaba la cera, la cera de las abejas (adsa). Iba y venía buscando la cera que la utilizaba como quinqué. Olonidalibibbiler recogía mucha cera, e iluminaba con ella, todas las noches, la casa de dad Uaggwa.
Lentamente, la casa de Olosarwiwiginya se fue haciendo pequeña para los dos hermanos. Empezó a llegar mucha gente a visitar a los hermanos, a aprender nuevas cosas de ellos, y a trabajar para ellos.
Con Olonidalibibbiler y Olomagiryai entró la preparación extensa de terrenos para la siembra. Por ocho largos días se preparaba la tierra, y surgió, entonces, suiroba (tipo de maíz). Los hermanos sembraron una diversidad amplia de maíz, obaineba, obanagsibu, burwaoba, suiroba... Igual pasó con el plátano, con el otoe, la yuca, la caña de azúcar. La extensión de tierra que cultivaban, y la fecundidad de los terrenos, abrieron camino a mucha gente que venía a trabajar con los hijos de Mago y Ologwadule. La casa de Olosarwiwiginya no pudo contener a tanta gente.
Antes de Olonidalibibbiler y Olomagiryai la gente trabajaba, pero, sólo para no morir de hambre. Los dos hermanos, desde muy pequeños, abrieron grandes extensiones de tierra, e hicieron surgir nuevos productos. La gente de las aldeas vecinas, hombres– animales, llegaban a trabajar, a aprender las diversas maneras de cultivar la tierra. Los hombres–animales fueron llegando con sus parejas y familias.
Entonces Olonidalibibbiler entró en surbanega, y allí, el darba, le dio otro nombre, lo llamó Olodualigibbiler. “Olodualigibbiler yalegerba, yalegerba, iwardule, iwardule”, dijo el darba. Pasó lo mismo con su hermana, Olomagiryai. Desde surbanega recibió el nombre de Ologabayai u Ologabaryai. “Ologabayai yalegerba, yalegerba, iwardule, iwardule”, le cantó el darba.
El anciano Olosarwiwiginya dijo, entonces, a los dos hermanos:
-Sus padres vivieron al otro lado del río. Tuvieron una amplia choza y campos muy fértiles. ¿Por qué no van allá, a la casa de sus padres? Allí pueden atender cómodamente a todos sus trabajadores”
Olodualigibbiler y Ologabaryai se prepararon para volver a su casa paterna, a su hogar materno. Así, los dos hermanos se encaminaron a la tierra de sus progenitores.
Los dos hermanos encontraron las huellas, aún muy frescas, de su mamá Ologwadule y de su papá Mago. Allí empezaron a acoger a la gente que venía a trabajar en sus campos. Eran diversas comunidades de hombres–animales que venían a la casa de los dos hermanos. Llegaron los Oloaliginya, hombres–tapires. Se acercaron hombres jabalís, los Olowelibler. Se arrimaron muchos otros hombres–animales, que llegaban en parejas. Los Olomoiggaliler y los Olomurggibbiler (saínos); los Olosegginyaler y los Oloseibbiler (ciervos); vinieron los Olobeaggiler (venados); llegaron los Olodurgubibbiler y los Oloburwaggiler (conejos pintados); los Ologurggibbiler y los Olowirggiginya (ñeques); los Manibalibeler (pericos); los Olosigsiggaliler y los Olosiggaliler (zorros); los Olodibibi-ginya (mapaches); los Oloduggurginyaliler, los Olosuaginya, los Inaugungualiler y los Olobaiggaler (diversos tipos de monos); los Ologisbbaggwaler (iguanas); los Oloegibbiler (borrigueros); los Olobalieginyabbiler (cigüeñas); los Olobuligdiginya (cormoranes); los Olonigdiliginya (pájaros carpin-teros); los Igwadigdiliginya y los Olobudiginya (colibríes). Todos eran hombres. Eran hombres y mujeres atractivos que poblaban las aldeas vecinas y lejanas; eran hombres–animales.
La hermana Ologabayai tuvo también sus colaboradores cercanos, los Ologiggaginyaliler (palomas), los Olonadduliler (perdices de arca); los Baramaris (chachalacas); los Ologugniggaliler (pavones); los Olodobinyabbiler (tucanes);… Ellos ayudaban a Ologabayai en los quehaceres de la casa.
Los dos hermanos trabajaron fuerte la tierra. Ologabayai alimentaba a todos los que venían a su casa, y no dejaba, tampoco, el arte que había dejado su madre Ologwadule. Así pasaron muchas lunas, muchas hojas de los árboles cayeron...

Bibliografia

Wagua, A. (2011). En defensa de la vida y su armonía. Elementos de la espiritualidad guna. Textos del babigala. Gunayala: Proyecto EBI Guna / Fondo Mixto Hispano Panameño.



MAGO Y OLOGWADULE
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